Me he vuelto un pájaro famoso. Aparezco en los accesorios femeninos, en tortas y ropa de los niños. Un libro conmigo en portada ha sido nombrado uno de "Los" libros de 2013. Las artesanías que me representan se han multiplicado y de todas las aves me he vuelto, ya no queda duda, la más ilustrada. Más que la paloma, más que el pavo real.
¿Por qué fascino a tantos ahora después de décadas de indiferencia? ¿Y quién me da autoridad para decir que soy más famoso que este pichón que me estudia y tú, que dudas al verme con ojos tan grandes?
Escuché decir a alguien que transmito sabiduría. Y, claro, todos tienen algo que quieren saber, y también ver, en medio de la oscuridad de signos y ruidos. También resulto misterioso. Y eso funciona. El misterio atrae, como un remolino donde el sentido se esboza pero no se llega a alcanzar porque amenaza con tragar al curioso a un mundo desconocido. Y si añades a la sabiduría (imposible) y al misterio (limitado) mi quietud (necesaria para la caza de ratones) tienes frente a ti un animal convertido en ícono. Mucho gusto.
Algunos sospechan de la mirada antipática que, a veces, tienen los demás búhos. Lo entiendo, pero auguro que este resurgimiento al que nos ha traído la moda nos dará la posibilidad de decir algo en nuestra defensa. Somos simples plumíferos regordetes, que atentos registramos los movimientos nocturnos del campo, el bosque, la casa, la cocina, tu cena. Ahora, ¡sirve ya la comida!: se está haciendo la hora de acostar a las niñas. Efectivamente, es increíble la multitud de cosas para las que sirvo.
¿Por qué fascino a tantos ahora después de décadas de indiferencia? ¿Y quién me da autoridad para decir que soy más famoso que este pichón que me estudia y tú, que dudas al verme con ojos tan grandes?
Escuché decir a alguien que transmito sabiduría. Y, claro, todos tienen algo que quieren saber, y también ver, en medio de la oscuridad de signos y ruidos. También resulto misterioso. Y eso funciona. El misterio atrae, como un remolino donde el sentido se esboza pero no se llega a alcanzar porque amenaza con tragar al curioso a un mundo desconocido. Y si añades a la sabiduría (imposible) y al misterio (limitado) mi quietud (necesaria para la caza de ratones) tienes frente a ti un animal convertido en ícono. Mucho gusto.
Algunos sospechan de la mirada antipática que, a veces, tienen los demás búhos. Lo entiendo, pero auguro que este resurgimiento al que nos ha traído la moda nos dará la posibilidad de decir algo en nuestra defensa. Somos simples plumíferos regordetes, que atentos registramos los movimientos nocturnos del campo, el bosque, la casa, la cocina, tu cena. Ahora, ¡sirve ya la comida!: se está haciendo la hora de acostar a las niñas. Efectivamente, es increíble la multitud de cosas para las que sirvo.